Las primeras ruedas: hace más de 5,000 años

La rueda más antigua conocida apareció hace más de 5,000 años en Mesopotamia. Sin embargo, las primeras eran macizas y giraban junto con el eje, lo que generaba una enorme fricción. Servían solo para cargas ligeras y trayectos cortos. Más tarde se desarrollaron ejes fijos y cubos giratorios, pero el desgaste de los bujes de madera seguía siendo un obstáculo insalvable.

Carros egipcios: lujo y velocidad, no fuerza

Durante el Imperio Nuevo, los egipcios perfeccionaron los carros de combate: ligeros, elegantes y veloces. El carro de Tutankamón es una joya de la artesanía, pero también un recordatorio de sus límites. Esas ruedas, finas y sin rodamientos, jamás podrían haber transportado bloques de piedra. Su terreno natural —arena y grava— habría destruido cualquier eje en minutos. Seria como tratar de usar un auto formula 1 para llevar materiales de construcción. La evidencia de la época nos revela el uso de trineos, rodillos y cuerdas.

Asirios: ingenieros de sitio

Siglos después, los asirios construyeron máquinas de asedio móviles sobre ruedas. Pese a su ingenio, las cargas rara vez superaban una tonelada. Aunque llegaron a fabricar ruedas reforzadas con hierro y cubos de bronce, la fricción y el desgaste seguían siendo sus peores enemigos. La guerra siempre ha servido para desarrollar técnologias modernas.

Roma: caminos y carros

El uso de ruedas para mover mercancia, alimentos y otros elementos se lo debemos a los romanos. Estos crearon una red de calzadas y una gran variedad de vehículos de transporte —plaustrum, carrus, angaria— capaces de mover entre 500 y 1,500 kg. Sus ingenieros introdujeron suspensiones de cuero y cubos más resistentes, pero incluso sobre caminos de piedra, un bache podía romper un eje.  Con ello crearon un mundo que dependeria de la rueda... pero con una excepción.

Los romanos fueron los campeones en mover cargas en el mundo antiguo. Si los egipcios lograron mover obeliscos, los romanos tomaron los mas grandes obeliscos y se los llevaron de recuerdo a Constantinopla y Roma, por no decir los grandes bloques trilotines del templo de Jupiter / Baco, en Heliopolis (mas conocida por su nombre moderno de Balbec). Todo ello con rodillos, cuerdas, polipastos y cabestrantes.   

 

 

Mover bloques monumentales: trineos, rodillos y agua

Los grandes monumentos se levantaron sin ruedas. Egipcios y romanos movieron obeliscos de cientos de toneladas mediante trineos lubricados con agua o barro. En el Serapeum de Saqqara, las marcas en el suelo revelan que los sarcófagos de los toros Apis —de hasta 80 toneladas— fueron arrastrados sobre rodillos de madera. El relieve de Djehutihotep muestra una técnica similar: una estatua gigante siendo arrastrada mientras un obrero vierte agua sobre la arena para reducir la fricción. Lo mismo lo podemos decir de todos los pueblos antiguos.

El límite técnico: ruedas y rodamientos

Las ruedas antiguas nunca pudieron soportar decenas de toneladas. Los cubos de madera eran frágiles y la fricción excesiva. Solo con la Revolución Industrial aparecieron los rodamientos metálicos: Philip Vaughan los patentó en 1794, Friedrich Fischer perfeccionó las esferas de acero en el siglo XIX, y Sven Wingqvist diseñó los rodamientos autoalineantes. Desde entonces, mover toneladas con suavidad dejó de ser un sueño imposible. Hoy en dia damos por sentadas las capacidades de carga de las ruedas... Pero olvidamos lo que hay detras. La facilidad con las que las ruedas un auto moderno  puede moverse un objeto de usualmente mas de una tonelada, con un par de personas... a cualquier persona previo el siglo XIX le habria parecido cosa de magia. 

Un ejemplo límite: la Piedra del Trueno

Entre 1768 y 1770, más de 400 hombres movieron la Piedra del Trueno —de unas 1,500 toneladas— para convertirla en el pedestal del Jinete de Bronce, en San Petersburgo. Usaron un trineo metálico sobre rieles con esferas de bronce entre ambos, una forma primitiva de rodamiento. El bloque fue trasladado luego por barcaza hasta su destino final. Fue una hazaña que un ingeniero romano habría entendido, pero que solo la tecnología del metal hizo posible.

Conclusión

En la antigüedad, la rueda fue una herramienta de movilidad ligera, no de fuerza. Para mover colosos de piedra, los ingenieros antiguos usaron ingenio, no ejes. Trineos, rodillos, rampas, agua y paciencia fueron sus verdaderas herramientas. La revolución de la rueda llegó siglos después, cuando el hierro y el acero transformaron la fricción en movimiento.

Lecturas recomendadas

  • Djehutihotep (Wikipedia)
  • Science – Ancient Painting Reveals How Egyptians Lugged Statues
  • Sci.News – Ancient Egyptians Transported Large Objects over Wet Sand
  • The Bronze Horseman (Wikipedia)
  • Amusing Planet – The Bronze Horseman and the Thunder Stone
  • Ancient Origins – Thunder Stone and Bronze Horseman: Monolithic Savior of St. Petersburg