Este libro Clarke es una colección de ensayos escritos entre 1959 y 1962, en donde se pregunta si existe alguna forma de predecir el futuro al cual nos llevará la tecnología. Creo que debido a este libro le tengo muy poco respeto a los llamados “futurólogos”.

 

La primera pregunta es, ¿se puede predecir el futuro de la tecnología?

 

Para responder a esto lo primero que hace Clarke es ver qué tal les fue a la gente que en el pasado intentó predecir la tecnología del futuro. El primer capítulo del libro se dedica a este tema y podemos adelantarles,  que la gran mayoría fallaron.

 

La siguiente pregunta es ¿por qué?.

 

En algunos casos porque eran meras fantasías, pero también vemos algunos autores que conocían muy bien la tecnología y no tuvieron la imaginación de ir más allá. Clarke le llama a esto “falla de nervios”. A pesar de tener la información correcta fueron incapaces de extrapolarla.

Un corolario de esto es que al parecer quienes más conocen de la tecnología son quienes más tienden a fallar más al predecir el futuro. Solo cuando liberan su imaginación es cuando tienen éxito.  Eso llevó a Clark a formular su primera ley:

"Cuando un científico distinguido pero de edad avanzada afirma que algo es posible, es casi seguro que tiene razón. Cuando afirma que algo es imposible, es muy probable que esté equivocado".

 

Aclaración: Clarke nos hace notar que “avanzada edad” depende de la rama de la ciencia, por ejemplo en física o matemáticas, significa mayor de 30 años.

Eso no significa que todos los que intentaron predecir el futuro fallaron, algunos autores del pasado mostraron una imaginación al hablar de invenciones que estaban mucho más allá de los conocimientos de su época. Pero es difícil saber con qué bases lograron llegar a esas conclusiones. Podemos maravillarnos con las predicciones de Nicolas Bacon ( No confundir con Francis Bacon), también conocido como el doctor Mirabilis, quien en el siglo XIII afirmó que en el futuro tendríamos máquinas que nos permitirían surcar los cielos cómodamente sentados o viajar en el fondo del mar.

 

Por supuesto, también quienes solo tienen fantasías son muy malos profetas.

 

A finales del siglo XIX los grandes logros de la física clásica parecían haber alcanzado lo máximo. Había una sensación de que quedaba poco por descubrir, excepto en áreas no exploradas. Si hubiéramos juntado un grupo de científicos del siglo XIX y les preguntáramos qué avances esperaban para el siglo XX hubieran dicho: “inmortalidad, comunicación con los muertos, invisibilidad...”

 

Es decir, esas profecías sufrían de un exceso de imaginación.

 

Cuando llegó el siglo XX, también llegó la relatividad, la física cuántica, la física del estado sólido, genética, computación, etc. Todos esos avances fueron tan inesperados y maravillosos que fueron más allá de la imaginación de cualquier autor. Ningún autor de 1950 pudo predecir el Internet, las redes globales, computadoras poderosas en cada hogar ( y ahora que están en la mano de casi todos).  Autores como Asimov, extrapolaron la tecnología de su época. Se imaginaron una red de comunicación que estaba administrada por una sola y gigantesca computadora central, conectada a una miríada de terminales.

 

Por lo tanto para intentar predecir hay que intentar cruzar los límites de lo conocido, sin abandonar el terreno de la lógica. Para ellos Clarke definió su segunda ley:

La única forma de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos hacia lo imposible ".

 

Y tomando en cuenta que Newton hizo tres leyes, Clarke decide terminar con una tercera.

"Una tecnologia suficientemente avanzada es indistinguible de la magia".

 

Tomando en cuenta todos esos fracasos Clarke busca, no predecir el futuro, sino establecer perfiles de lo que podría ocurrir.

 

El se hace varias preguntas. ¿qué pasaría si tuviéramos comunicación instantánea?¿qué pasaría si tuviéramos transporte instantáneo? ¿que tecnologías de transporte podrían desarrollarse? ¿que velocidades podremos alcanzar?, que efectos pudiera tener el viaje espacial, la miniaturización, el contacto con otras civilizaciones, o si el ser humano se volverá obsoleto, etc. Tomando en cuenta que mucho del libro se escribió 10 años antes del primer alunizaje, algunos de los temas ya los podemos dar por sentados.

 

A pesar del tiempo el libro aún nos logra poner a pensar. Espacialmente al ver que tanto acertó o se equivoco.Pienso que tal vez la gente del próximo siglo nos vea igual que cuando vemos a los científicos del siglo XIX esperando descubrir la comunicación con los muertos.